domingo, agosto 07, 2005

Eso no se le hace a una señorita ah!


Ya!, Obvio!, era impresindible hablar esto. Lo que pasó en mi opinión, fué que Jocelyn-Holt expresó publicamente lo que la gran mayoría de los chilenos con la más mínima conciencia crítica opinamos, creemos y sabemos.

Si bien la pregunta central de J-H hacia Michelle Bachelet apuntaba a el porqué se debía creer en su persona como la mejor opción para gobernar chile. Un país en vías de desarrollo hacia un mundo globalizado; un país que posee vecinos que cada cierto tiempo actúan en pos de la desconfianza (llevando la palabra "guerra" a mas de una cabeza y boca); un país que se destaca por sobre los de la región en mejorar un sistema político y económico estable; y un país que bla bla bla.

Lo textual de lo polémico según la prensa en el debate organizado por la fundación chile medios esconde una razón aún mayor para no "confiar", según J-H, de la hasta ahora, mal ponderada candidata concertacionista.

Lo primero que se me viene a la imagen es la señorita con voz quebrada levantando un vaso para no divulgar más sin sentidos producto de su verborrea característica de político chileno. Ése que pertenece a aquella clase que a ratos queremos escupir, sin entender del todo el cómo es que llegaron a estar donde están. Luego esa imagen se conjuga con la inminencia de una situación de guerra a que pudiera estar afecta Chile bajo un mando de la señorita. Claro, si una persona que pretende conducir un país, frente a una simple y sencilla pregunta en su candidatura no es capaz de demostrar entereza, seguridad, y por sobre todo, carácter, no se puede hacer otra cosa sino la de exagerar la desconfianza hacia la "ñorita". Ah, se me olvidaba, todo esto sin ser algo personal.

Después me imagino en sus respuestas. En el fondo de aquellas. Ojo que no respondió sin pensar, esperó que terminara la ronda de preguntas y de ahí explotó en palabras. Sin embargo luego de elaborar, con la capacidad, quizás intelectual o al menos de un estratega, por esos momentos, se atarantó en una serie de sin sentidos cómo: "mi estilo no es descalificador / es usted un opinólogo, un básico", J-H le dice populista "no es una falta de respeto hacia mi, sino hacia la gente". Si eso no es contradictorio no tengo idea lo que es.

Y después está el post facto. El grupillo de hombrecillos, mujercillas y alguno que otro molusco adherido a la "ñorita" que levantan la voz en su defensa, frente a la injusticia que el barbón insensato acababa de hacer. Y siguieron peluseando durante el transcurso de la semana, con argumentos dignos de muralla de baño público. Nótese que todos estos personajes son los que batallan en el mundo político bajo los estandartes de la democracia, respeto de minorías, libertad de expresión, tolerancia, etc., etc., etc. Todo aquello que suena muy bonito y efectivo para ganar una campaña, pero que hace rato no lo practican. Nuevamente me dan ganas de interpretar a un guanaco, ¿que asco no?. ¡Como se le ocurre cometer semejante barbaridad!; ¡Pobre Michell!. ¡Qué violentas e impertinente las palabras de J-H, esto no se condice con su cultura e inteligencia! ¡Uh pero que atróz, eso no se le hace a una dáma!.

Claro, para este sector es ser poco inteligente el darse cuenta de como se erige una figura "que es producto y no creador" del sistema (¡Obsoleto!), y como si fuera poco, es inoportuno en plena campaña el resaltar las carencias del candidato. Señores, lo que es nuevo, y pido aplausos por esto es que se crítica en todo ámbito de la sociedad a queienes gozan y usan el poder. A quienes no escatiman en inconsecuencias. A quienes con peculiar soberbia caminan por palacios públicos que confunden con sus casas.

Es por eso que aplaudo a J-H, sin ser un admirador ni lector siquiera, de nuevo nada personal, ya que la voz del ciudadano conciente y crítico (como tu, como yo) sólo se escucha en reducidos espacios. So Far!

Me alegra el saber que se huele generaciones más críticas, abiertas a los cambios. Dependerá de nosotros entonces el continuar observando y apuntando cuando se deba. No comprando cuentos baratos y simplistas, ociosos en la inercia. ¡Que sepan que estamos aquí, que se deben a nosotros! ¡Que no nos conformamos con lo básico! ¡Que lo público implica grandes responsabilidades, y no se debe pensar en jugar con ellas!

Olvidaba que nunca respondió la pregunta de forma explícita. De manera implícita la interpretación no le favorece. Y gobernar quiere. ¿No será mucho?.

Nothing personal, but you stink out in emptiness. For short while you have been seeming a puppet. Now this will persecute to you forever.

miércoles, julio 20, 2005

¡Partidos Políticos arcaicos, obsoletos y obscuros! ¿En Chile? yaaa!!

Como aún no tengo tiempo para terminar de elaborar mis propias ideas, nuevamente posteo alguna columna de quien expresa algún sentir similar al de nosotros, esta vez se trata de la comlumna "Una nueva forma de hacer política" de Sergio Micco Aguayo, publicada en El Mostrador el 19 de Julio de 2005. Como preferimos ser críticos con las opiniones que se expresan, quisimos saber quien es Micco. El Mostrador en su comlumna lo señala como abogado y cientista político, pero no da noticia de que es director ejecutivo de una institución denominada "centro de estudios para el desarrollo". Hasta aquí nada nos llama la atención, sin embargo si lo hace el que Micco sea presidente de la DC en la provincia de Concepción.

Y no nos puede hacer otra cosa que despertar interés, el que un tipo que detenta un cargo partidista regional promueva una discusión acerca de las reformas en el actuar de los partidos plíticos. Ciertamente creemos en eso, pero pensamos más que en el actuar de dichas instituciones. Creemos que se requiere un cambio de los actores. Por eso no estamos de acuerdo en el "tratar de cambiar el sistema desde adentro". Por eso no adscribimos a ninguno existente, porque sentimos que se encuentran viciadios en su actuar, y en sus bases. En su estructura, y en sus miembros. ¿Por qué Micco forma parte de esa "cultura", si no le gusta?. Eso lo sabrá él. Por ahora conozcamos su opinión.

"Una nueva forma de hacer política.

Defender la importancia de los partidos políticos para consolidar democracias estables, eficaces y legítimas no supone ceguera ante los evidentes defectos que los aquejan. Lamentablemente constituyen la más evaluada institución política de Chile. Intentar una y otra vez su reforma es tarea central. Esta supone a lo menos cuatro líneas de trabajo. La primera es hacerlos internamente más amigables, transparentes y participativos. La segunda es lograr establecer sistemas electorales legítimos y que garanticen la gobernabilidad del sistema. La tercera es acercarlos a la sociedad civil y a la ciudadanía. La cuarta es mejorar su capacidad de propuesta local, regional y nacional a través de un adecuado financiamiento público. Sólo así saldrán de su actual crisis de legitimidad y eficacia adecuándose a un nuevo Chile que ha surgido a partir de 1989.

En efecto, ha nacido un nuevo Chile, políticamente hablando. Uno en que la política ya no es el centro ordenador de la vida social como fue en los años cincuenta y sesenta. Ello pues se produce el auge de la economía abierta de mercado. Junto con ello se empequeñece el Estado. Aparece una nueva tendencia al individualismo, al consumismo y a la privatización de la vida. Chile es más educado e informado, por lo que exige más y es más drástico en sus juicios. Predominan los medios de comunicación social, particularmente la televisión. Se produce un fuerte giro hacia la toma de decisiones y estilos de gestión tecnocráticos en el área pública. El empresariado está jugando un papel sustitutivo de la acción política. Finalmente retrocede el papel de las ideas y muchas veces caemos en un pragmatismo ramplón, que también daña la calidad democrática. ¿Qué hacer?

Primera reforma: hacer más amigables, transparentes y participativos a los partidos políticos. Se necesita generar verdaderos “estados de derecho” internos. Los padrones de militantes, los derechos y deberes de éstos; las fechas de renovación de autoridades y la transparencia en el financiamiento; entre otros temas, deben ser estrictamente normados y, sobre todo, rigurosamente respetados. Hemos abogado además porque sean los ciudadanos directamente afectados los que elijan a los candidatos que los representarán. Se debe superar el centralismo que se observa en casi todos los partidos políticos.

Si los representantes populares saben que deben contar con el visto bueno en Santiago para ser inscritos como candidatos y ser luego cómodamente electos, ¿a quién responderán al momento de gobernar sus comunas, distritos o circunscripciones y enfrentarse al poder central? ¿Nos puede asombrar el cansancio de los electores? Las dos democracias más consolidadas de América Latina, Costa Rica y Uruguay, contemplan el sistema de primarias.

Segunda: El sistema electoral binominal debe ser modificado por no garantizar una adecuada participación del elector. Este está viendo horrorizado un nuevo proceso de designación de candidatos al Congreso Nacional. Ahora bien, la dinámica de aplicación del binominal ha llevado a que atente contra una real participación del electorado al momento de elegir. Casi se llega a la situación de establecer la “regla de a candidato propuesto, candidato elegido”, quedando el pueblo reducido a la calidad de ratificador de las propuestas de los partidos políticos que se reduce a presentar un solo candidato y nada más.

Toda la disputa se centra internamente en quién será el candidato del partido en el distrito en que dicha organización tiene mayoría. Ello refuerza la idea de que la política es asunto de una pequeña clase, que decide por todos sobre la base de poco transparentes y poco altruistas negociaciones y cálculos electorales. No creo que sea necesaria que diga más sobre este tema.

La tercera reforma es acercar a los partidos a la sociedad civil, para que ellos sean representativos de las esperanzas y alegrías, temores y penas de la ciudadanía. Ellos deberían tener líneas de trabajo diferenciales para convocar nuevos cuadros que expresen al mundo joven, al mundo de las iglesias, al mundo de la cultura, al mundo del trabajo y de la empresa. Para evitar la profesionalización política de los representantes del pueblo, y su alejamiento de éste, se debiera poner un límite al número de mandatos de los representantes populares y prohibir la acumulación de cargos internos y externos.

Por último, un tema decisivo es el financiamiento de los partidos y de las campañas electorales. Abogamos por un financiamiento público de los partidos que debiera estar ligado al desarrollo de determinadas tareas: educación cívica de ciudadanos y adherentes; formación y capacitación militante; provisión de servicios de asesoría a dirigentes internos y representantes populares en los distintos niveles del sistema político; generación de plataformas programáticas y propuestas de política pública. Si la lucha por el poder, esencia de los partidos políticos, no va acompañada de propuestas, la ciudadanía se empieza a preguntar acerca del verdadero interés de los partidos políticos: ¿el propio o el Bien Común?"

Comenten y critíquen, si quieren postear un artículo mándenlo al mail sanchez.granifo@gmail.com. Gracias y paciencia, ya vienen noticias.

domingo, julio 17, 2005

"La Hidra y las Sinecuras"

Esta es una notable columna de Fernando Villegas en la edición del Domingo 10 de Julio de 2005 en LA TERCERA, que casualmente, se empalma perfectamente con lo que estabamos discutiendo. Ya vendrá una opinión original, sólo dejen terminar el semestre. Y si la paciencia no alcanza, pues manden sus propias ideas.

Puede usted viajar por todo el mundo y jamás encontrará un monumento que conmemore los trabajos de una comisión. Es lógico: rara vez han logrado algo que valga la pena. No nacieron para desfacer entuertos, desenterrar verdades o resolver problemas, sino para posponer, distorsionar, enredar y sepultar. Las excepciones sólo confirman la regla. La comisión de Verdad y Reconcilición, que hizo estimable tarea, no modifica el hecho de las cientos que han nacido y perecido sin pena ni gloria en los parlamentos o reparticones públicas. Lo mismo casi segurmente sucederá con la creada en el Congresopara investigar los contratos que ligan a parientes presidenciales con la gran Teta Fiscal. Todo así lo augura. No por nada los intercambios de insultos que los honorables protagonizaron en un principio han mutado, dice la prensa, en casi amables "ironías". Como sucedía en la Guerra Fría, donde ambos bandos estaban dispuestos a urticar y picanear al otro, pero no a escalar el conflicto hasta las últimas consecuencias, lo cual entrañaba una "destruccuón mutua asegurada", así también y de súbito los señores políticos se percataron que de llegarse a los extremos saldrían a relucir paños muy sucios, involucrándolos a todos.
SINECURAS
Sinecura es la palabra que proviene de la expresión latina Sine cura, que significa "sin trabajo o cuidado, sin esfuerzo". Es casi exactamente como se define término en cualquier diccionario de español: cargo retribuido que ocaciona poco o ningún trabajo. Los beneficiados por las sinecuras son a la administración de todo Estado lo que los vagonetas e ineptos son a casi cualquier familia, a saber, un lastre inevitable, un peso muerto que no puede ser amputado así como así. El Estado está tan atado a ellos como la familia al inútil que le ha tocado y por parecidas razones. En el caso de la familia es el lazo consanguíneo. En el del Estadolos hay también de camaradería, amistad, complicidad, necesidad, conveniencia, pago de servicios, coimas disfrazadas, etc.
La sinecura es un analgésico político-financiero de uso diario para los temporalmente desconectados de "la cosa pública" pero a los que se necesita tener a mano, disponibles y en todo caso bien dispustos. En la vieja Inglaterra se hablaba de la "lista civil". Estaba constituida, en efecto, por una lista de inútiles mantenidos abiertamente por la munificencia del monarca. Ahora, concorde con estos tiempos más sofisticados, se habla de asesorías. En cualquier caso es gente a la cual no se la puede dejar librada a la suerte de la olla. Primero, por sus eventuales servicios electorales el día de mañana; segundo, porque tácticamente sus actuales benefactores establecen con ellos un trato del tipo "hoy por ti, mañana por mí".
¿Se han ustedes preguntado cómo se las baten los prohombres de la nación una vez abandonados o perdidos sus escaños?.
¿De qué viven entre una nominación y la siguiente?
Ciertamente no de una inmediata reinserción en el ámbito privado común y corriente. Eso puede suceder a veces, pero no es la regla ni tampoco sucede en el acto. Mientras tanto hay que comer, mantener un nivel de vida "digno" e ir cascando a la espera de mejores tiempos. Para eso están los pitutos. Hablamos de directorios en empresas autónomas, invitaciones de colectividades políticas extranjeras, estudios encargados como tarea para la casa, informes, asesorías, etc.
LA HIDRA
Aquí es donde entra a tallar la Hidra. La Hidra es un animal mitológico que consta de muchas cabezas y que, además, restituye las que pierde creando de inmediato otras nuevas. Esas muchas cabezas pertenecen a un solo cuerpo, a un solo mounstruo. Se agitan diversamente y quizás hasta hablen y disputen entre sí, pero sus cuellos se funden en un solo tronco y el intrés conjunto de todas es mantener con vida el cuerpo común que las nutre. Tal sucede con la clase política de cualquier sociedad sana, esto es, no dividida en facciones irreconciliables. Es una Hidra donde cada cabeza representa distintos pareceres y hasta contrariados interéses, pero hay un tronco común, un interés común de seguir siendo cabezas de dicha Hidra, de conservar las condiciones de existencias de la Hidra, el prado donde pace y engorda la Hidra. Son, dicho de otro modo, una corporación de derecho privado dedicada a la cosa pública.
Los unen, a sus miembros, toda clase de lazos y no sólo a los que militan en el mismo bando. Tienen una profesión común, se han topado en cientos de ocaciones, se conocen personal y profesionalmente, respetan, aceptan o al menos reconocen las reglas del mismo juego, disfrutan por igual de variados privilegios, han ocupado o pueden ocupar las mismas posiciones, son conspicuos y notorios, celebridades, actores frecuentes del teledrama diario. La misma ley, la misma Constución, la misma estructura política los sostiene, legitima y promociona.
En fin, son seres humanos por igual, esto es, comparten en similar grado la inclinación de homo sapiens por agarrar lo que se pueda donde se pueda, la codicia, el afán de riquezas, de fama y de provecho. Y estando como están en posiciones de privilegio, comparten por igual el hacer uso de ellas pra dar libre curso a esas tendencias, aprovecharse de su posición para asegurar su futuro económico o su bienestar actual. Salvo excepciones, no es entonces arriesgado afirmar que apenas existe político que en un grado u otro no sea o haya sido un animal rapaz o como mínimo una bestia carroñera.
LA GRAN CONCENTRACIÓN
De ahí entonces la necesidad, la inevitabilidad de qu más allá de las diferecnias y las amenazas, de los proyectos de ley anunciados a favor de transparencia y la probidad, de los ataques y las denuncias mutuas, a la larga y en el trasfondo se observe la acción de una poderosa y táctica Gran Concentración maniobrandopor no permitir que la sangre llegue al río y mantener así las sinecura como institución permanente de la república. Eso refleja, sinmple y afortunadamente, la existencia de una fronda política más menos coherente y estable capaz de arreglarse los bigotes conforme a la ley y sin deshacer el país durante y después de la repartición del botín. La lucha de verdad contra la sinecura, cuando la hay, es llamamiento y convocatoria de facciones polñiticas alineadas del consenso y dispuestas a todo. Es de temerse por lo tanto que en política las limpiezas "a fondo" van de la mano con la antorcha, el revólver, el ajusticiamiento y hasta el genocidio. La frase "limpiar el Estado de elementos pequeño-buergueses" fue acompañada, en la Rusia bolchevique, por matanzas en masa. La eliminación de la parasitaria corte de los monarcas, en Francia se llevó a cabo con un bosque de guillotinas. La historia romana está también repleta de ejemplos.
En fin, al parecer la sociedad política oscila entre dos extremos: o paz y estabilidad social con un grado de corrupción y favoritismo o limpieza y espartana honestidad a toda prueba usando sangre como detergente.
Esperemos -no hay otra cosa razonable por esperar- que Chile se ubique entre ambos extremos: paz y estabiliadad al precio de una limpieza, probidad y transparencia a medias, a la chilena, a la virulí, la que veremos, la que ya vemos y oímos.

miércoles, julio 13, 2005

Violencia Juvenil



Este es un artículo que aprovecho para mostrarlo. Ya vienen noticias para concretizar algún evento. No se imaginan cuantas ideas andan dando vuelta en la cabeza... sólo esperemos terminar bien y rápido el semestre. Si quieren postear un artículo mandenmelo al mail, el espacio esta abierto. Gracias.

Mientras los medios nos continúan informando respecto de cómo un segmento de niños y adolescentes -aquella parte de la sociedad que deambula en la edad del pavo- marcando su carácter juvenil con prácticas delictivas, y ayudando a generar una histeria colectiva frente a lo indolente de sus actos, recordamos, como viene ocurriendo desde hace un tiempo ya, que las cámaras del Congreso Nacional revisan el proyecto de Ley de Responsabilidad Penal de los Adolescentes. Hechos como los de Santo Domingo y el reciente asalto al empresario constructor en Las Condes vienen a nuestras memorias.

Irónico e irrisorioriamente feliz es, por decir poco, que las autoridades en pleno periodo de campaña electoral presidencial y parlamentaria, Ejecutivo y Legislativo, recorran nuestras poblaciones y regiones hablando de promesas de progreso, de término de desigualdades, y por supuesto de seguridad. Olvidábamos el tópico imprescindible en este discurso, la educación. Parece que las autoridades olvidan a un proyecto de ley que tanta discusión de especialistas ha levantado, y que el texto del proyecto ha acogido, y que en líneas generales representa un acuerdo unánime entre especialistas, legisladores de cualquier bancada y gobierno. Si no lo olvidan, hemos de preguntar como ciudadano el porqué del retardo de su aprobación.

Basta ya de demagogias y discusiones circulares, no se desmerece el trabajo de todos los actores que han intervenido en la elaboración del proyecto, es excepcional a mi juicio las labores de las comisiones, cada cual tendrá sus reparos -en perfiles educativos por nuestra parte- , pero el manoseado proyecto requiere ya ser ley. ¿Acaso existe un afán absurdo e innecesario de que exista el proyecto sólo para recordarlo al momento del bombardeo mediático y así calmar a las masas? No lo creemos. No nos digan que no existen mecanismos para acelerar discuiones legislativas. Tampoco que es una preocupación principal de las autoridades, pues me atrevo a asegurar que si el proyecto reportara los beneficios económicos de un TLC sería otra la legislación que nos regiría. Parece que el Estado olbida que los beneficios sociales tambíen conducen al desarrollo.

martes, julio 12, 2005

¿Dictadura encubierta?


¿Nos debe sorprender acaso la existencia de un Proyecto de Reforma Constitucional a la Libertad de Expresión? ¿Nos debe sorprender acaso la existencia de jugosos contratos de nuestra bizarra clase política con Empresas Estatales? ¿Con Ministerios? ¿Y con colonia dignidad en época de Régimen Militar? ¿De algún Honorable con gustos sexuales delictuales? ¿De "redes de nepotismo" en altas esferas? ¿Del doble discurso? ¿Del "confundir" lo público con lo privado? ¿De la "unión" en el discurso y la indeferencia en el actuar?

Si tenemos presente que vivimos en una sociedad en que, desde siempre, dominan grupos diversamente acomodados, en especial nuestra, insisto, bizarra clase política, la respuesta es no. No nos extraña nada de lo que se cuestiona. No nos parecería incluso anormal que estas irregularidades sucedan. Siguen siendo irregulares sin duda alguna, pero no nos sorprende su existencia. Y como siempre su noticia nos asquea, ¿y a quien no?.

Y es que todo esto responde una cultura que, hasta el momento, parece necesaria para el usual funcionamiento de éstas instancias de representación. No nos explicamos si no es con la inercia de los actores el cómo todo esto es posible. Creemos que esta cultura poco tiene de admirable. Y es que al ser de público conocimiento todos estos hechos, pienso a ratos que desde un tiempo a esta parte los grupos dominantes en verdad han perdido la vocación de servicio que alguna vez los motivó a participar en el escenario público, y han terminado por aprovecharse del sistema democrático, primando claramente lo privado antes de lo público. ¿Es que el bien común es un fin sólo de texto?. Y así como han desvirtuado la esfera política han logrado mantenerse en el poder, a sabiendas de todo lo engorroso del sistema, oculto, poco trnasparente, con "redes de nepotismo", donde los favores se premian en grande, donde se confunde amistad y trabajo, donde la desigualdad es abismal, donde se habla de "integración social" en momentos indicados sólo para apaciguar a las masas, donde la voz de los jóvenes no es motivada, y la poca existente no es tomada en forma seria. ¿Es que acaso no son caracterísitcas propias de una dictadura?

Es nuestra responsabilidad entonces el generar espacios de discución, del cual emergan nuevos actores políticos. ajenos a esta contaminación cultural, fomentar nuevas ideas con miras hacia el futuro de Chile y la sociedad global. Sólo con nuevos actores que abarquen un cambio cultural de fondo tendríamos una clase política representativa del Chile real y no sectorial. Sólo con nuevos actores lograríamos tener una clase política digna de respeto y honores, quizás admiración. Sólo con nuevos actores la desigualdad, ya manoseada, se alejaría del espectro sociocultural. Al menos eso creeemos. ¿Podría alguien pensar lo contrario?.

Insistimos en que la iniciativa será de nosotros los jóvenes en cuanto al asumir un rol protagónico. El momento de idear debe empezar a dar paso al momento de crear. Debemos concretar, tomar una organización seria y responsable. Ajenos a pasiones en el actuar, y con la razón como brújula.

Es nuestra responsabilidad escoger el camino: ser meros observadores de los fenómenos políticos que nos atingen; o bien, levantarnos y comenzar a protagnizar cambios de fondo, reales y con relevancia.

Ok, tengo exámenes que me acosan, me encargaré de ellos ahora. Gracias lector.